Nunca me canso de verlo. Su bondad es proporcional a su musculatura y a su poder físico y sexual. ¡El señor es el compañero perfecto! Es muy cálido, inteligente y cariñoso; te sientes seguro con él y puedes soltarte, entregarte a él cuerpo y alma. Nunca te decepciona y estoy seguro de que nos volveremos a ver en unos años, porque ya no es una relación escolta-cliente, sino una relación amistosa muy profunda donde el ser humano tiene el lugar más grande. Gracias mi muy, muy querido amigo. Franz