Cuando veas a este chico sonriente, y baje sus bragas, dejarás de sonreír cuando te enteres de su enorme polla. Dulce al principio, servicial y culto con el arte, este chico es desconcertante cuando te golpea la garganta y el fión sin remordimientos y sin parar. Baste decir que se necesita resistencia, apertura y experiencia para soportar esta marea de testosterona.