¡Las cosas hermosas dan sus frutos! Músculos enormes, de ensueño para lamer durante horas, pájaro sublime para chupar para ahogarse. Baberos para lamer y ciucciare, abdominales perfectos para babear, bíceps duros como mármol para morder y lamer. Lamié y amaba cada músculo y cada milímetro hasta que consumí saliva. Qué decir: ¡Un hombre de verdad, si amas los músculos es tu hombre! Te volverás loco y no sabrás qué músculo lamer y comer primero. ¡Disfruta de tu comida!